Me miró directamente a los ojos y me lo dijo, sin pestañear, exhalando lentamente una bocanada de humo: “todos mis chicos….” Y yo…yo no supe que contestar, no acudían palabras a mi mente para responder lo que acababa de decirme. Su mirada penetrante, su falta de sonrisa y complicidad, me parecían que, más que un cumplido (un precioso cumplido), aquello era una especie de reprobación por haber causado en el grupo un sentimiento hacía mí, que ella no había conseguido despertar.
Todos los demás se giraron hacía mi esperando una respuesta y conseguí que saliera de mis labios una sosa e impersonal frase poco merecedora de aquel cumplido: “si, la verdad es que tus chicos son muy majos”
LA PROFA DE INSERCIÓN…..MOLA ....... REGIDURIA MOLA….MOLA MAZO
Tras una cuantas clases, empezaron a cruzarse sonrisas por los pasillos, conversaciones de cigarrillo, bromas…. Y a partir de entonces tanto ellos como yo disfrutábamos de nuestra sesión semanal entre test, cartas de presentación y role-playings laborales.
Desde el principio fue una relación agradable, yo les explicaba que debían encontrar un objetivo laboral y ellos me rebatían que su juventud no les había mostrado el camino, que les gustaban demasiadas cosas como para focalizarse en una sola.
Luego empezamos a hablar de su vida profesional, pasando por los cientos de pequeños trabajos mal remunerados y agotadores que habían de hacer para poder sobrevivir. Yo les hablaba de mis inicios, de que la vida te sorprende, de que lo importante es estar preparado para agarrar las oportunidades al vuelo….pero claro, les falta una cosa, una sola cosa que únicamente la adquirirán con el paso del tiempo…la experiencia vital.
Las clases ya han terminado, las aulas de Boca Nord ya están vacías y cada uno empieza su camino, y espero y deseo, que sea un camino hacia la realización personal.